Nadie quiere a los vendedores ambulantes.
Para las ciudades neoliberales, son una plaga.
¡Cuanta maldad!
Saludos cordiales.
Todos los seres humanos tenemos derecho a laborar.
Todos tenemos derecho a cumplir nuestros anhelos.
Todos queremos Ser y encontrar aquella tarea para lo que somos y que nos permita el sustento familiar.
Las grandes ciudades, las ciudades civilizadas, las ciudades modernas y sus gobiernos opulentos, nada saben de eso.
Interesan las grandes avenidas que lleven muchos consumidores a los grandes edificios de comercio, en donde las grandes marcas se benefician.
No interesa el bienestar común.
Interesa el abarrotamiento del bolsillo de unos pocos banqueros, comerciantes globales, franquicias multimillonarias.
Ahí, solamente están los empleados cuyo único objetivo trazado desde la escuela misma, ha sido el endeudamiento, el crédito para tener auto y casa.
¿Qué más quieren...los emporios?
¿Qué más quieren...los gobernantes obtusos?
Masas y masas de asalariados sin anhelo, cuya conciencia ha sido apagada totalmente.
En la ciudad neoliberal la exigencia es para los pequeños, para los que no tienen.
Las facilidades, los gastos mínimos para contados amigos.
Una gran autopista que lleva al gran "mall" en boga, es un abuso.
Con dinero de todos, se beneficia el bien privado.
La mayoría aplaude, los pocos se encojen de hombros, viendo derruidos sus anhelos.
En mi ciudad natal Cuenca, el gobierno municipal, exige un parqueo vehicular por cada mesa en el caso de sitio de expendio público.
Cualquier persona cuyo anhelo sea el tener una cafetería, un pequeño restaurante, un bar familiar en su propia casa, con lo cual se mantendría o se ayudaría a pagar la renta; con lo cual ayudaría tal vez a uno o dos personas más como asistentes; ve hundirse su aspiración por la dichosa norma, que lo único que busca es permitir la rápida circulación de los "apurados" conductores.
Medidas de éste tipo impiden que familias enteras puedan laborar y ayudar en su crecimeinto a toda la población.
Impiden que haya oferta de locales, ya que los propietarios de aquellos que se podrían arrendar, no lo logran por falta de espacio horizontal para los vehículos...¡Qué barbaridad! A sabiendas que en la ciudades el metro de terreno es costoso y a sabiendas que mientras más vehículos mayor contaminación.
Al existir menos oferta de locales pequeños, familiares, los grandes nuevamente son beneficiados...
Entonces...
¿En dónde va ha vender su mercadería la señora con hijos a cuestas que no tiene para un costoso arriendo?
¿En dónde va ha colocar su mercadería el honrado ciudadano que no dispone de un salario?
Los ambulantes son mal vistos...!
La televisión y sus periodistas neoliberales, inhumanos, ven a estas personas como un "estrato distinto" como una enfermedad y aplauden al policía municipal que, ante el llanto de la madre de familia ambulante, confisca sus pertenencias.
¡Cuanta maldad!
Personas con el anhelo de llevar el sustento a sus hijos son denigrados y mal atendidos.
Eso, eso es la ciudad neoliberal, inhumana, abusiva, torpe.
Cosa distinta es la ciudad conciente, en donde sus autoridades son concientes, en donde sus ciudadanos son concientes.
En la ciudad conciente las vías no son "amplias", son para todos y atraviesan barrios enteros donde funcionan pequeños locales comerciales, artesanales, profesionales, familiares.
En la ciudad conciente no se premia al multimillonario empresario que hizo un mall. No. Se premia al inversor que permite espacios para que se ubiquen dignamente los informales. Al que hace centros comerciales cooperativos. Ahí, en donde la comunidad encuentra al comerciante minorista, al zapatero, al estilista, al frutero, al cerrajero, al artista, al carpintero, al ebanista...
En la ciudad conciente no se tiene la idea de globalización, se tiene presente al ciudadano y sus anhelos.
En la ciudad conciente, los gobiernos locales, construyen locales públicos para ser usados por los ambulantes a un bajo precio.
En la ciudad conciente, no se busca comodidad para el vehículo particular. No se hacen pasos a desnivel, autopistas, para que los avezados vayan más rápido al mall. No...Se hacen dichos elementos urbanos para el transporte colectivo público. Se hacen para las bicicletas y para el peatón. Llegan a las comunas y barrios de comercio familiar.
En la ciudad conciente las normas ya no están hechas para intrínsecamente beneficiar al neoliberal. Son normas ambientales sustentables, donde se premia al que no usa el coche, donde se premia al que pone un negocio familiar.
En la ciudad conciente los ambulantes ya no existen...tienen su propio y seguro local y son felices en su anhelo!
Atentamente
Erick Bojorque
Propuesta de BOJORQUE-CONSTRUCCIONES para la CIUDAD CONSCIENTE.
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