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viernes, 20 de febrero de 2015

CON RESPECTO AL METRO DE QUITO


La idea fundamental de una intervención en el transporte privado y público, en la transportación urbana, consiste en la descongestión. El descongestionar es buscar la sanidad de la urbe. Muchos problemas y patologías urbanas tienen que ver con la falta de movilidad o la movilidad impedida en las vías de circulación. Un elemento congestionado por el exceso de vehículos es una fuente de malos momentos, de enfermedad, de violencia en el colectivo, en la sociedad. Normalizar el flujo de ciudadanos es una imperiosa necesidad.



 



Todo este problema deviene de la industrialización, la mecanización, la producción en serie de hace prácticamente dos siglos atrás.
Ya los videntes expertos en aquella época vaticinaban la necesidad de grandes colectores viales. La historia reaccionó complaciendo dichas  visiones y volviéndolas realidad. Grandes avenidas cruzaron las distribuciones edilicias de las ciudades sin contemplación. Más vías, más movilidad, era el paradigma.
La contemporaneidad y sus patologías han demostrado que mientras más posibilidades de circulación, mayor el traslado y menor la movilidad.
En realidad el problema no se encuentra en cuanta movilidad uno permite, sino en la cantidad de movilizados que se manifiestan en las calles.
Mientras más vías mayor posibilidad de traslado.
Buscar soluciones a la movilidad es perder el tiempo.
Vías de varios carriles, sistemas de transporte masivo, no han solucionado el problema de la congestión en las grandes ciudades mundiales.
Estas intervenciones solo crean la necesidad de moverse, de trasladarse. No solucionan la congestión sino perjudican la movilidad urbana. Ahora ni hablar de los problemas colaterales de seguridad y sanidad que acarrean.
En la actualidad ese es el paradigma…MOVERSE. Como si el moverse cambiara la vida o a la persona. Moverse no lleva sino congestión.
El estar en movimiento es una panacea del desarrollo.
No existe tal. Mientras más se mueven las personas, las sociedades, más quieren hacerlo nuevamente. No viven sino se mueven.
Si existen mayores posibilidades para el traslado, existen más personas que quieren trasladarse.
Al principio, la amplia vía, el sistema de metro, de subterráneo, favorecen al tráfico ciudadano de ese momento. Luego la movilidad se incrementa por la nueva necesidad de trasladarse ya que existen los medios, saturándose nuevamente las soluciones dadas.
Es un círculo vicioso.
Las autoridades quiteñas apuntan a la solución de la movilidad, creando nuevos medios de traslado. Un subterráneo.
La gente espera que esto ayude, pero no se dan cuenta, que aquellos con vehículo, que ahora congestionan la ciudad, jamás dejarán de usarlo para ir en el transporte público. Dejar su casa, caminar, tomar un colectivo quizá hasta llegar a la estación del metro, esperar ahí , tomarlo y enfrentar lo mismo al llegar y al retornar, no es algo que preferirán. Más sencillo es tomar su auto y continuar su vida.
De resultas…mucho más gente moviéndose, pues hay el medio, pero las calles congestionadas ya que los que usan las vías son aquellos que requieren trabajar por ellas mientras no sea hora pico.
En las horas pico, todos se mueven por necesidad. Una parte irá por el nuevo transporte ofrecido. Muchos seguirán su costumbre. Fueras de la hora pico, las calles en Quito también están congestionadas. Esas personas que congestionan las calles no dejarán de hacerlo porque haya el metro. Seguirán en lo suyo pues es su trabajo, su diversión, su necesidad.
El problema no se resolverá.
La solución es actuar sobre el traslado, no sobre la movilidad.
Es importante indicar a las personas que su traslado es innecesario, es un inconveniente.
Medidas como las del gobierno ecuatoriano actual que ubican a los niños y educandos cerca de sus residencias para ofrecerles oferta educativa, tiene buenas repercusiones en el tráfico global de las ciudades. Se impide el traslado de los ciudadanos.
También tendría el mismo efecto si, por ejemplo, se ordena que los empleados y servidores públicos lleguen a sus trabajos sin vehículo propio.
Otra opción es legislar en las ciudades para que los niños no se movilicen sino solamente en busetas escolares, es otra manera.
Entonces medidas de descongestión son medidas que tienen que ver con el traslado, más no con la movilidad en la ciudad.
Una manera más de intervenir en el traslado de los ciudadanos y evitar la congestión y que ha sido optado por algunas ciudades en el mundo es la reducción del ancho de las calzadas. Parece equivocado pero ha resultado.

Medidas costosas tomadas porque “todos lo hacen” no son medidas dignas de una ciudad consciente.



Atentamente
Erick Bojorque Pazmiño.


 

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