Un cinturón miseria no se crea de la noche a la mañana.
Un cinturón miseria no es el producto de la escasez.
Un cinturón miseria no es por falta de recursos.
Un cinturón miseria es el resultado de oscuros intereses y de la falta de control urbano.
La gente en el campo vive con lo justo, pero vive bien.
Las políticas de estado que desamparan el medio rural, en especial en lo que tiene que ver con educación y servicios empuja a la migración, pero no es la causa de ella.
La ambición, el ansia de ganar y obtener dinero es la causa de que los campesinos abandonen sus hogares, abandonen el campo.
Ya en la ciudad, en especial las grandes urbes, es cuestión de extender el brazo o de una charola con productos, para que el dinero llegue a la mano.
Eso al principio.
Luego, así como se gana se gasta y aparece el fantasma del "mas".
Avivatos se aprovechan de tal situación y valiéndose de artimañas políticas e ilegalidades, tras corromper a funcionarios locales, agrupan a también "oportunistas" en cooperativas, ligas, colectivos, etc., que en un momento dado se apropian del espacio público y privado.
Armados y sin el menor reparo, excusados con estigmas de pobreza y desamparo generan el caos en la colectividad.
Dichas nuevas urbes nacidas del engaño y la corrupción, lejos de los servicios básicos, son ahora lugares de desprestigio social.
Ahí no existe agua potable, energía eléctrica, alcantarillado. Cunde la delincuencia y la violencia. No existe la solidaridad y la empatía.
Los gobiernos locales deben estar listos para este tipo de acontecimientos.
Los gobiernos locales deben normar y sancionar el uso indebido del espacio público y privado.
Los gobiernos locales no pueden permitir que éste tipo de anarquías prosperen.
Los instigadores, avivatos y funcionarios corruptos, deben ser encontrados y sancionados.
Los que los siguen deben tener el mismo fin.
Un cinturón miseria es el resultado de la falta de control urbano.
Atentamente
Erick Bojorque
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