Lagoa. Río de Janeiro. Brasil.
Saludos cordiales.
Entender la arquitectura desde la óptica exterior es conveniente y satisfactoria.
Ella cambia de manera trascendente e histórica por la tecnología existente al momento de su materialización.
La forma, la morfología tiende únicamente a definir conceptos temporales que como lo moral pierden sostén según como el tiempo pasa y lo en boga desaparece.
Los interiores resultan beneficiados por ambas posiciones.
Pero...
Sin lugar a dudas un elemento indiscutible de trascendencia y que de manera pertinente emerge en la actualidad como referente trascendente histórico y morfológico, por el proceso de mundialización mismo, es la adopción de paradigmas culturales en el orden disposicional que definen la esencia, en muchos de los casos, de la edificación. Ejemplo de aquello es el minimalismo zen o el aislamiento de locales japonés o la cooperación vernácula latinoamericana.
Una adecuada muestra de labrar el orden disposicional en su aspecto relativo a la relación espacial es el presentado por los arquitectos brasileños.
Definen espacios a través de conectores circulares.
Concretan la espacialidad en franca y despreocupada agilidad con concreto y bambú.
La luz natural escasa es producto de la inmovilidad superestructural del edificio en donde se hace la intervención.
Todo según una visión de orden disposicional carioca de formas naturales curvas.
El entorno mediato
Atentamente.
Erick Bojorque
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