Universidad de Aalborg. Dinamarca.
Johan Kure, USTO Kemo y Manickam Thiru.
2012.
Saludos cordiales.
Tema interesante la pobreza.
Es lo distinto de riqueza, de abundancia…la pobreza.
Claro, siempre existirá un grado de ella, aunque se tengan
millones de buenos momentos.
La pobreza es un estado de conciencia que tiene que ver con
el apego.
Apego a la deuda, apego al crédito, apego a la esperanza.
Para el pobre siempre existirá un faltante.
¡Es pobre en su lugar de residencia… mejor ir a la ciudad!
¡Es pobre en su hogar...mejor mudarse al edificio!
¡Es pobre en su trabajo…mejor endeudarse!
Definir la pobreza es definir la necesidad.
Los arquitectos no somos ajenos a la pobreza.
Pensamos que mientras más baratas las edificaciones, los
pobres podrán acceder a ellas.
Buscamos sitios lejanos, pequeños, para “abaratar costos”
La cabeza queda tan estrujada con el tema que dejamos de ser
celosos guardianes de la belleza para convertirnos en austeros “mínimos”
cartoneros.
Propuestas vienen y van.
Cada quién piensa en una mejor solución. Más adecuada, más
ventilada, más pequeña, más económica. Pero, si le dijeran al gran promotor: ¿¡Tú,
vivirías ahí!?, la duda, la angustia y hasta los pelos parados, convertirían al
audaz en “corre caminos”
¡Claro…la solución es para los pobres!
Buscar con afán lo barato, no es ayudar al problema de la
pobreza, es agudizarlo.
Se agudiza porque se crea estratos sociales, estratos
culturales, estratos segregacionistas…:”Esa solución es para los pobres, para
los tercer mundistas” “Es una casa popular”
¡No…la solución no es crear estratos!
La solución está en dignificar el pensamiento.
Síntoma ineludible de pobreza es la carestía. Carestía de
valores, de respeto, de solidaridad, de limpieza, de disciplina, de… ¿dinero? ¡No,
de dinero…no! Hasta los grandes potentados tienen escasez muchas de las veces.
La pobreza está en el nivel de Ser.
Como arquitectos nuestro deber para con las personas es
entregar viviendas dignas.
Lugares en donde raymundo y todo el mundo sean felices al
usarlo.
Espacios que sean pertinentes para el que tiene y para el
que no tiene.
Para eso, la norma, el código.
Ciudades con normativas claras, beneficiosas, sustentables,
respetuosas de la persona y del medio, son indispensables.
Si una familia gana poco dinero, pero tiene educación
social, transporte público, precios controlados en los víveres, seguro laboral y
aparte de eso, instrucción en valores, la pobreza tomará matices de colapso.
No harán falta las casas de cartón y tabla. Los terrenos
lejísimos.
Concursos, afanosos proyectos de “reivindicación social” que
no hacen más que apiñar a los ya apiñados congéneres, serán pérdida de tiempo.
Atentamente
Erick Bojorque
Imagen e información en:
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